Tuesday, November 21, 2006

Cap 2 - La Presentación (3º Parte)

La presentación estaba lista. Sabía que iba a impactar a todos sus colegas concejales. Nunca ninguno había preparado algo más que un cúmulo de sopor y palabras, y esta vez Humanes llevaba frases célebres, estadísticas, imágenes, diapositivas, y un discurso emotivo y movilizador. Sentía que no eran sus palabras, sino de un ser superior que hablaba a través suyo. Definitivamente no era su forma normal de trabajar, así que probablemente fuera alguien superior expresándose por su intermedio.

Media hora antes de la sesión del Lunes, Humanes llegó con su maletín al recinto y chequeó que todo estuviera en orden para cuando el Presidente del Concejo le concediera la palabra para presentar su proyecto, para cuando le permitieran volarle el cerebro a sus colegas con su genialidad, o eso creía.
Margarita estaba bien preparada, con un termo rebosante de café que el Concejal se encargó de vaciar en cinco o seis tragos. Por mucho que le quemara el esófago, necesitaba el shock de la cafeína ingresando masivamente en su organismo.
Por primera vez desde el fin de semana se sentía nervioso, sabía que su pasaporte a los libros de historia dependía de esta presentación. Afortunadamente para él, la sobredosis de cafeína hizo efecto rápido y se sentía más veloz e intrépido que nunca. Sus nervios se calmaron y supo que tenía el éxito casi en el bolsillo. Después de todo, ya contaba con el visto bueno del Gobernador, que era casi sinónimo de un sí rutilante por parte del Concejo.

"Señor Presidente del Concejo Deliberante, autoridades, estimados colegas, señores y señoras conciudadanos presentes: Estoy aquí para presentarles mi proyecto de recuperación del deber cívico, de rescate de una clase perdida, de resucitar a la raza extinguida de los próceres, de los hombres y mujeres merecedores de un sitial en los libros de historia; y de un sitial honroso, admirable; capaz de mirar a los ojos a un San Martín, un Bolívar, un Alberdi, un Winston Churchill, un George Washington o un Manuel Belgrano. Alguien que cuando sea honrado por la sociedad, premiado por su servicio y su trayectoria no haga que los Padres de la Patria se retuerzan en su tumba delirando porque entregaron sus vidas por nada, por esta sociedad que tenemos hoy...
La ciudad crece día a día y nos encontramos, como Concejales, con el dilema de cómo nombrar las nuevas calles que la conforman, ya que ningún personaje actual o de nuestra historia reciente merece semejante reconocimiento. Revisemos los últimos nombramientos: una avenida en honor al campeón de boxeo, un bulevar honrando a un corrupto cuyo único mérito fue ser el menos corrupto de su administración, una calle en honor al músico que más discos vendió; pero nunca más un prócer, nunca más un libertador, un educador, un héroe, un formador, un creador, un constructor de la sociedad.
Es hora que los creemos, queridos colegas, es hora que los produzcamos; es hora de involucrarnos en el nacimiento de los nuevos hacedores de Patria.
Es por esto que propongo que los primeros nacidos del próximo año sean quienes, con su nombre, designen las nuevas calles de esta ciudad creciente y que, a lo largo de sus predestinadas vidas deban encargarse de justificar tal prerrogativa, la de ser los nuevos próceres del siglo 21, los nuevos héroes sociales, cívicos y políticos.
Los nuevos seres humanos ejemplares de nuestra comunidad.
Si Mahoma no va a la montaña, que la montaña vaya a Mahoma; si la sociedad no logra generar almas nobles y próceres, creemos almas nobles y próceres y luego acerquémoslas a la sociedad." Quizás nos auyden a purificarla y mejorarla"...

El Concejal Salvatierra alzó la mano y preguntó: "¿Está diciendo, compañero Humanes, que quiere crear próceres por decreto?"
- Por Decreto no, Concejal Salvatierra, por ordenanza, que es casi lo mismo", sentenció Humanes.

Humanes encendió un habano y se sirvió un whisky.
Mayoría absoluta y aprobación sobre tablas. Sólo restaba discutir la operatoria, pero su proyecto había sido exitoso, entraría en los libros de historia y los manuales de primaria por la puerta grande; había logrado resucitar la raza de los próceres, y por decreto, bueno, en realidad, por ordenanza, que es casi lo mismo.

Wednesday, November 08, 2006

Cap. 2 - La Presentación (2º Parte)

Tras convencer al Gobernador sobre su proyecto y haberle mostrado lo que quería hacer, con renovada confianza supo cuál era el siguiente paso: Preparar durante el fin de semana una presentación capaz de dejar boquiabiertos a los colegas concejales y hacerlos aprobar su proyecto. De esa manera podría revivir una especie extinta, la de los hombres y mujeres de bien, la de los merecedores de un sitial en los libros de historia, la raza de los próceres.

Lo primero que hizo al llegar a su casa, una casa demasiado grande para una persona con el cheque oficial que recibía Humanes cada mes, fue prender la hornalla y colocar una pava con agua. Preparó el mate y esperó que el agua estuviera lista antes de sentarse en su sofá a mirar televisión y descansar. Humanes era fanático de descansar, pero esta vez el descanso estaba merecido. Era el primer descanso merecido en mucho tiempo, así que lo iba a aprovechar, y no porque los otros descansos anteriores hubieran sido incómodos, sino porque esta vez se podría regodear. Éste era el primer descanso con cansancio que tenía por trabajo desde su asunción, éste era su primer descanso cívico.
Canal tras canal veía pasar imágenes de nada y más nada que llenaban la pantalla. Dos señoras mayores peleando, una persecución policial a alta velocidad, sangre en una avenida, dos animales (o eran robots animales) persiguiendo vaya uno a saber qué, en vaya uno a saber qué planeta de dibujos animados, algunas mujeres mostrando sus nalgas y retorciéndose con una música estridente de fondo; cámaras intrusas que mostraban la intimidad de unos jóvenes que debían hacer nada y aún así encontrar motivos para pelearse, un documental sobre roqueros drogadictos que perdían la vida siendo aún poco más que adolescentes; ¡Oh Dios, cómo amaba Humanes la televisión! Todo esto le parecía brillante. Excepto los noticieros. Los noticieros eran la única parte de la televisión que podía molestar a Humanes; más de una vez maldijo esas cámaras y más de una vez se sintió tentado de golpear algún periodista. Por suerte no eran la mayoría. Por suerte algunos se conformaban con ingresar en la rotación oficial de publicidades, y mientras las obras se anunciaran al aire por sus pantallas y micrófonos, qué más daba que algún tufillo quedara siempredando vueltas, pero nunca encontrando el momento de aparecer.
La mayoría de los noticieros eran demasiado cortos. Y después de anunciar las obras, de contar los muertos en los accidentes, dar los resultados deportivos, contar los últimos chismes de la farándula, presentar el pronóstico y mostrar los números de la lotería, qué noticiero tendría aún tiempo de mostrar algún teje maneje que, encima, habría que explicar.
Sin embargo, los noticieros lo ponían nervioso. El material estaba pero nunca salía al aire; pero algún día podía salir, algún día podía salir...

Friday, November 03, 2006

Cap. 2 - La Presentación (1º Parte)

Margarita entregó el archivo corregido, tras los innumerables errores de ortografía. Como siempre decía Humanes: "Soy político, no profesor de lengua".
Margarita tampoco lo era, pero se sabía las reglas ortográficas lo suficientemente bien como para dejar el trabajo bien hecho, prolijo, bien redactado, sin errores. Ahora había que probarlo en la cancha.

-"Margarita. Llámelo al Gobernador a ver si me puede recibir mañana para que le presente el proyecto", dijo Humanes.

-"¡Cómo no, licenciado! Ahora... discúlpeme que me meta, pero ¿está usted seguro de lo que va a pedirle al Concejo que aprueben, no suena un poco, cómo decirlo, extraño?" Decía esas palabras y a Margarita le sonaba como si no fuera su propia voz la que cuestionaba; ella jamás lo había hecho, fuera lo que fuera que le hubieran pedido que hiciera. Ni cuando, en el mandato anterior, su antiguo jefe le había pedido organizar una fiesta negra para un embajador europeo. Y sin embargo, hoy se escuchaba a sí misma preguntando, y le sonaba lejos su voz, distante, como ajena, le hubiera gustado que fuera una voz ajena...

-"Sí, Margarita, estoy seguro. No se preocupe, no me volví loco, al contrario, creo que nunca estuve más cuerdo ni más iluminado que ahora. Comprendo que no lo entienda. Al principio resulta difícil para quienes están descreídos, pero es lo que nuestra sociedad necesita; y es lo que va a recibir. Veinte nuevos próceres".

-"¿Por decreto?"

- "Sí, Margarita, por decreto, bah, por ordenanza, que sería algo similar".

El Licenciado Humanes (Parte 3)

Una vez que el Gobernador se retiró, Humanes se volvió a su computadora.
Ya había logrado nueve páginas de proyecto y calculaba que iba por la mitad; y sabía que no era el momento de frenar aún, así que apuró una nueva taza de café, y el cigarrillo que se había regalado como premio por la jornada ininterrumpida de trabajo. No estaba permitido fumar dentro del Concejo, pero salir le iba a llevar mucho tiempo y allí nadie lo vería ni recibiría su humo, así que lo fumó mientras se reclinaba en su silla.

La Jornada estaba llegando a su fin, la laboral, claro, y Humanes tenía el proyecto casi del todo cocinado, le faltaba sólo pulir unos cuantos detalles, redondear la conclusión, y podría dejárselo a Margarita para que lo corrigiera. En dos días estaría en condiciones de mostrárselo al Gobernador, y con el fin de semana de por medio, preparar la presentación ante el Concejo para el lunes. Sonreía satisfecho por su civismo. Hacía años que no trabajaba un fin de semana, y esta vez lo haría, por fin lo haría, debía significar algo, algo importante.

"Y por el bien de nuestra sociedad, algo debe cambiar, y lamentablemente hemos demostrado sobradamente que no somos nosotros quienes implementaremos el cambio; empecemos por aquí y dejémosle eun camino libeardo y sin piedras a los próceres del mañana" Punto final.
Había logrado la conclusión. Guardó el archivo y le dejó a Margarita una nota con el pedido para que al día siguiente lo corrigiera. Era la primera vez, desde su asunción, que él se retiraba después que su asistente. Lo tomaba como un buen presagio, como si el proyecto hubiera nacido bajo buena estrella. Cosas positivas saldrían de su proyecto. Estaba por fin aportando su granito de arena para cambiar el mundo. Su mundo cercano, al menos, su sociedad.
Ahora necesitaba solamente contar con el apoyo de sus colegas concejales.